Leo con indignación en El País de hoy unas declaraciones del secretario general de Comisiones Obreras de Andalucía, Francisco Carbonero, en las que afirma que las detenciones a los dirigentes sindicales en el marco de la investigación de la nadería de los ERE “rozan el secuestro” y que tienen mucho que ver con las “Brigadas de lo Social al servicio de los Tribunales de Orden Público” de otras épocas -de nuevo el bobo y demagógico toque de antifranquismo presente hasta en la sopa es estos lamentables tiempos. Esta inane declaración secretarial no roza sino que está en pleno centro de cierto tipo de perversidad que, por poner un ejemplo, les obliga pedir transparencia para todo el mundo pero tomar como una injerencia que alguien la exija a sus organizaciones o a ellos mismos.

Salvador Mera, uno de los dirigentes detenidos, afirma que esperaba su detención. Y dice también que el sindicato cobró porque “hicieron un trabajo de escándalo”. Quizá por eso lo detuvieron, porque el escándalo, en según qué casos, comparte piso con el delito. También aprovecha para retractarse de su declaración del pasado enero en la que dijo que habían pedido el dinero, 360.000 euros, a la consultora Uniter para viajes y manifestaciones. Y esa retractación la motiva en que fue engañado por la Guardia Civil, que le hicieron creer que eran sus amigos y él habló porque es “muy expresivo”. Dicho coloquialmente, Mera cantó por simpatía. Lo mismo termina yendo a La Voz. Mientras el sindicato amigo, UGT, ya ha devuelto por “indebidamente cobrados” 25.000 euritos a la Junta de Andalucía; y lo que te rondaré, morena… De momento, y por desgracia, parece que para este sindicalismo sí hacen falta alforjas.

Por cierto que España no es el único país donde hay gente divertida. Por ejemplo en Venezuela hay un tío, su Presidente, que se muestra hoy indignado y ofendido porque España celebra el 12 de octubre. Cuando lo he leído lo segundo que me ha venido a la cabeza –lo primero ha sido jaqueca- es que quizá Maduro se quiera postular para concejal en Mijas o profesor de alguna universidad española. El tiempo dirá.

Lo que es la vida, pero no puedo dejar de reconocer que hay algún aspecto de la política andaluza en el que estoy de acuerdo con el PSOE. Concretamente el que atañe al liderazgo, o su ausencia, del Partido Popular. El PP va en Andalucía como pollo sin cabeza, y a la espera de que en Madrid decidan quien será el afortunado o afortunada que intente ponerle el cascabel a este gato. Mientras tanto parece que es el errático Zoido quien está al frente del cotarro popular, aunque él mismo tuvo los, con perdón, santos cojones de ir a la toma de posesión de Susana Díaz como Presidenta de la Junta en calidad de Alcalde de Sevilla y no de jefe de la oposición. Esto es lo que se ha venido denominando toda la vida un disparate.

No comprenderé jamás cómo cierta gente, que no tiene la más mínima prevención, ni cuidado, ni sentido acerca de lo que es oportuno, que son capaces de tomar simultáneamente un somnífero y un laxante, llega a ciertos sitios.