Las cuatro plumas.

Una gran película de aventuras. Una gran película bélica. Una gran película de amor. Todo esto, y algo más, es la película rodada por Zoltan Korda en el año 1939 basada en una novela victoriana de Alfred Edward Woodley Mason. El honor y la cobardía, la lealtad y el amor son los grandes asuntos de que trata esta maravillosa película.

Podemos distinguir claramente dos partes en esta película. En la primera nos presenta a los personajes, con una gran perfección en el trazo de cada uno de ellos y de sus motivaciones. La segunda parte es la aventura, las diversas situaciones por las que van atravesando cada uno de ellos. El ritmo de la narración es sensacional y esta perfectamente sostenido.

Korda es también un hombre parco en movimientos de cámara. La música (a cargo de Miklos Rozsa) y el color (fotografía de George Perinal) tienen protagonismo propio en varios tramos de la película. Los movimientos de masas en esta peli son auténticamente espectaculares. Aquí no había ordenadores ni trucos digitales.

En el comienzo se nos explica con un travelling el peso que Harry Faversham, aún niño, deberá soportar sobre sus hombros. Es la escena en que el chico pasa por la galería de retratos. Vemos los retratos de sus antepasados militares y tan solo la sombra del niño. El fuerte compromiso que su padre tiene con el ejército y su regimiento y que transmitirá a su hijo por la fuerza de la autoridad marcará al joven. Este compromiso se rompe tras el fallecimiento del General Faversham. La estrechez de las normas de su clase social está muy presente en toda la película, y de manera notoria cuando le entregan la cuarta pluma.

En esta primera parte hay una secuencia en que los cuatro compañeros están en una habitación, donde se nos anuncia, en cierto modo, como se desarrollará el resto de la película. A un lado Harry Faversham, enfrente, el Capitán Durrance (Ralph Richardson), y entre ellos, pero juntos y al fondo, Willoughby (Jack Allen) y Burroughs (Donald Grey).

Faversham solo encontrará un aliado en el Doctor Sutton, hombre que, como médico militar tiene un punto de vista distinto sobre el ejército y la guerra. Sutton aparece poco en la película, pero su intervención siempre es determinante en el apoyo que brinda a Harry.

Escena particularmente brillante es la última, no exenta de humor, cuando devuelve la cuarta pluma, tras enmendar la plana a su futuro suegro.

En esta película, además, aparece un actorazo, C. Aubrey Smith, que a mi personalmente me encanta. Lo recuerdo en muchas películas vistas en la infancia: “Los inconquistables”, “El pecado de Cluny Brown”, “El caso del Dr. Jekyll”, “Tres lanceros bengalíes”, …

Película, en fin, con las guerras coloniales como telón de fondo pero que, como “Beau Geste”, “Gunga Din” o la mencionada “Tres lanceros bengalíes”, no es una película histórica sino una auténtica aventura.