En 1986 Craig Reynolds estudió y realizó simulaciones por ordenador acerca del comportamiento de bandadas de pájaros. Para ello, consiguió reducir a tres los patrones de conducta de las aves: una fuerza de atracción que mantenía unida la bandada, una habilidad para moverse a la misma velocidad y una fuerza de separación que impide el roce entre ellos.

En su artículo “Flocks, Herds, and Schools: A Distributed Behavioral Model” presentaba el modelo de comportamiento de bandadas de pájaros y otros sistemas similares. Como hemos dicho arriba Reynolds propuso tres reglas básicas que guían el comportamiento de las aves en su simulación:

  • Alineación: cada individuo tiende a alinearse con la dirección promedio de movimiento de sus vecinos cercanos.
  • Cohesión: cada individuo tiende a moverse hacia el centro de masas de sus vecinos cercanos, lo que mantiene a la bandada unida.
  • Separación: cada individuo tiende a mantener una distancia mínima de separación con respecto a sus vecinos cercanos para evitar colisiones.

Estas tres reglas permiten simular el comportamiento, siendo el resultado una simulación que muestra cómo un patrón de movimiento colectivo puede surgir de la interacción de individuos siguiendo reglas simples, sin necesidad de una planificación centralizada.

Este trabajo de Reynolds tuvo un significativo impacto en la simulación de sistemas autónomos y en el estudio de comportamientos colectivos en biología y robótica. Su enfoque ha sido aplicado en campos como la animación por computadora, la robótica de enjambres y la comprensión de patrones de movimiento en grupos de animales.

Este tipo de simulaciones se basan en la diferencia entre la conducta del individuo y las circunstancias del entorno que pueden modificar esa conducta. Desde el ámbito de la psicología Karen Horney distinguió tres tipos de conducta del individuo hacia el grupo: sumisión –acercamiento a la gente-, agresión –ataque a la gente- y desapego -alejamiento.

Podemos, por tanto, relacionar las simulaciones de comportamiento en sistemas naturales, como las bandadas de aves, con las teorías de la psicología en cuanto a la conducta del individuo hacia el grupo.

Karen Horney fue una influyente psicoanalista y teórica, desarrolló teorías que se centran en la forma en que las personas lidian con las ansiedades y conflictos sociales. Identificó tres estrategias básicas de afrontamiento que las personas adoptan en sus relaciones con los demás:

  • Sumisión (Aproximación): implica acercarse a las personas y buscar su aprobación y aceptación. Las personas que adoptan esta estrategia a menudo tratan de complacer a los demás, evitan el conflicto y buscan la aprobación social.
  • Agresión: se refiere a un comportamiento orientado hacia la confrontación y el ataque. Las personas que adoptan esta estrategia pueden ser críticas, hostiles o incluso destructivas en sus interacciones sociales.
  • Desapego: implica alejarse de las relaciones y evitar el contacto social. Las personas que adoptan esta estrategia pueden retirarse emocionalmente y evitar situaciones sociales que les causen ansiedad.

Estas estrategias son formas en las que las personas responden a las dinámicas sociales y las ansiedades que surgen en el contexto de sus interacciones con los demás. Aunque estas estrategias pueden ser bastante amplias, Horney las identificó como categorías útiles para entender cómo las personas se relacionan con los demás y cómo manejan los desafíos sociales.

Estos enfoques también pueden relacionarse con cómo los individuos, en una simulación, reaccionan ante diferentes situaciones y cómo sus interacciones dan lugar a patrones de comportamiento colectivo. En ambos casos, se trata de entender cómo las acciones individuales y las circunstancias del entorno interactúan para dar forma al comportamiento en grupos.

Del comportamiento humano sabemos que está guiado por intenciones, es decir, por metas o propósitos que guían las acciones. Las personas actúan de manera consciente y deliberada para lograr ciertos objetivos. Nuestras decisiones y acciones a menudo se basan en nuestras motivaciones internas, ya sean físicas, emocionales, sociales o cognitivas. Estas intenciones pueden variar desde tareas prácticas cotidianas hasta acciones más complejas y de largo plazo.

Asimismo, sabemos que las personas sentimos repulsión e incomodidad al contacto físico con desconocidos. Esto se debe en parte a la necesidad de establecer límites personales y a la preservación de nuestro espacio personal. La proximidad social también juega un papel importante en cómo interactuamos con los demás. La cultura, las normas sociales y las experiencias previas influyen en cómo nos sentimos respecto al contacto físico y la cercanía con otras personas.

Además, disponemos de voluntad para determinar nuestros desplazamientos, es decir, disponemos de la capacidad de tomar decisiones y ejercer control sobre nuestras acciones. Podemos elegir y determinar los desplazamientos en función de objetivos, preferencias y circunstancias. La voluntad implica tomar decisiones conscientes y ser autónomos en la toma de decisiones, lo que a su vez afecta a cómo interactuamos con el entorno y las personas que nos rodean.

En el contexto de la simulación de comportamiento, todos estos aspectos deben ser considerados.

El reto es, desde luego, ¿cómo comprender el comportamiento colectivo?, y, a partir de ello ¿cómo diseñar salidas de emergencia seguras y eficientes en edificios y establecimientos? Sabemos que en circunstancias normales un gran tráfico de personas puede salir sin problemas de cualquier tipo de establecimiento, pero qué ocurre cuando esas circunstancias son alteradas por una situación de riesgo, de peligro. Lo hemos visto en demasiadas ocasiones: se producen estampidas que generan un peligro aún mayor. La huida se convierte en el único objetivo y entra en juego el pánico y, de su mano, los embotellamientos, las caídas, los aplastamientos.

Comprender y modelar el comportamiento colectivo en situaciones de emergencia es una tarea compleja pero crucial para garantizar la seguridad en edificios y establecimientos. La simulación de estas situaciones puede ayudar a diseñar estrategias de evacuación eficientes y prevenir problemas como estampidas y caos en momentos críticos. Algunas consideraciones a tener en cuenta:

  • Diseño de Espacios y Salidas de Emergencia: el diseño de edificios y establecimientos debe tener en cuenta factores como la capacidad de carga de las salidas de emergencia, la distribución de espacios abiertos y el acceso a rutas alternativas. Es esencial planificar rutas de evacuación claramente marcadas y diseñar espacios que permitan la fluidez de personas en situaciones de alta densidad.
  • Simulaciones de comportamiento: utilizar simulaciones computacionales basadas en modelos de comportamiento colectivo puede ayudar a prever cómo las personas reaccionarían en diferentes situaciones de emergencia. Estos modelos pueden considerar variables como la velocidad de movimiento, las decisiones individuales y la interacción social en momentos de pánico. Las simulaciones pueden mostrar cómo se forman patrones de movimiento, dónde se pueden producir cuellos de botella y cómo podrían evitarse.
  • Factores Psicológicos y Sociales: la psicología juega un papel fundamental en situaciones de emergencia. Las respuestas al miedo, el pánico y la incertidumbre pueden influir en el comportamiento colectivo. Comprender cómo las personas reaccionan emocionalmente y cómo toman decisiones bajo estrés es esencial para desarrollar estrategias de evacuación efectivas.
  • Comunicación y Capacitación: la información clara y oportuna durante una emergencia puede ayudar a evitar el pánico y dirigir a las personas hacia rutas seguras. La capacitación mediante simulacros de evacuación también puede preparar a las personas para reaccionar de manera más eficiente en caso de una situación real.
  • Tecnologías y Sistemas de Monitoreo: las tecnologías como sistemas de videovigilancia y sensores pueden proporcionar datos en tiempo real sobre el movimiento de las personas durante una evacuación. Esto puede ayudar a tomar decisiones informadas y ajustar estrategias según la situación en curso.
  • Diseño Adaptativo: los sistemas de evacuación deben ser adaptables a diferentes escenarios y cambios en las condiciones de emergencia. Pueden incorporar señalización flexible, rutas alternativas y opciones de salida para adaptarse a diferentes capacidades y circunstancias.

La simulación de comportamiento colectivo y la planificación de evacuación son áreas interdisciplinarias que involucran psicología, ingeniería, arquitectura y tecnología. Al combinar estos enfoques, es posible diseñar entornos más seguros y eficientes que reduzcan los riesgos en situaciones de emergencia.

El modelo de la fuerza social, desarrollado por los físicos Dirk Helbing y Peter Molnar, afirma que es posible simular los movimientos de los peatones y, por tanto, de las multitudes. Bajo condiciones normales hay patrones que ordenan el movimiento, y cuando se intensifica la densidad ese patrón se modifica hacia un esquema de parada-movimiento. Este modelo de la fuerza social es un enfoque que busca simular y comprender el comportamiento de las multitudes y peatones en diferentes escenarios, especialmente en situaciones de alta densidad como las que ocurren en eventos masivos o evacuaciones de emergencia. Se basa en la idea de que las personas se influencian mutuamente en su movimiento a través de “fuerzas sociales” que representan factores como la atracción, la repulsión y la orientación.

El modelo utiliza conceptos de la física y la mecánica para describir cómo las personas interactúan entre sí y con su entorno durante el movimiento en multitudes. En este sentido hay que tener en cuenta:

  • Fuerzas Sociales: que representan las interacciones sociales y psicológicas entre las personas mientras se mueven en multitudes. Pueden incluir fuerzas de atracción (como seguir a la multitud o moverse hacia una salida), fuerzas de repulsión (para evitar colisiones) y fuerzas de orientación (para mantenerse en una dirección deseada).
  • Densidad y Patrones de Movimiento: bajo condiciones normales y bajas densidades, las personas tienden a moverse con cierta fluidez y dirección. Sin embargo, a medida que aumenta la densidad de la multitud, los patrones de movimiento pueden cambiar hacia una alternancia entre paradas y movimientos breves. Esto se debe a que las personas ajusten su velocidad para evitar colisiones y mantener un cierto grado de espacio personal.
  • Transiciones: el modelo de fuerza social puede capturar las transiciones entre diferentes patrones de movimiento, como la transición de un movimiento fluido a un movimiento entrecortado a medida que aumenta la densidad.
  • Emergencias y Escenarios Críticos: el modelo es especialmente útil para simular el comportamiento en situaciones de emergencia, como evacuaciones. Puede mostrar cómo las personas reaccionan ante estímulos de peligro y cómo se propagan los efectos del pánico en una multitud.

Es importante señalar que aunque el modelo de fuerza social es una simplificación de la complejidad real del comportamiento humano en multitudes, ha demostrado ser útil para comprender ciertos patrones emergentes y comportamientos colectivos. Ha sido aplicado con éxito en el diseño de espacios públicos, planificación de eventos masivos y estrategias de evacuación, ayudando a mejorar la seguridad en situaciones donde la gestión del flujo de personas es crucial.

Posteriormente Helbing, en asociación con los húngaros Tamás Vicsek e Illés Farkas, ha estudiado los movimientos aparentemente caóticos, de una multitud de personas bajo una situación de pánico. El pánico surge cuando en el esquema de parada-movimiento mencionado los peatones ya no se pueden desplazar en su dirección; entonces comienzan a producirse comportamientos inesperados, movimientos incontrolados, como de huida, y con ellos, caídas y posibles aplastamientos.

Helbing, Vicsek y Farkas llevaron a cabo una profunda investigación sobre los movimientos de las multitudes en situaciones de pánico y la formación de patrones de movimiento aparentemente caóticos. Cuando una multitud se encuentra en una situación de parada-movimiento, donde las personas están muy densamente agrupadas y no pueden avanzar en la dirección deseada debido a la falta de espacio, la tensión y la ansiedad pueden aumentar. Si no se encuentran salidas claras o si los caminos están bloqueados, puede surgir el pánico. En estas situaciones, las personas pueden comenzar a actuar de manera irracional y desesperada, tratando de encontrar cualquier salida posible. Los movimientos aparentemente caóticos que se observan durante el pánico son una respuesta a la necesidad de escapar de la situación de peligro percibido. Las personas pueden intentar moverse en todas las direcciones posibles, buscando vías de escape y evitando los obstáculos en su camino. Esto puede llevar a una falta de coordinación y a la posibilidad de colisiones entre las personas. La falta de visibilidad debido al pánico y al humo en casos como incendios puede agravar aún más la situación.

La investigación de Helbing, Vicsek y Farkas ha ayudado a arrojar luz sobre cómo se desarrollan estos patrones caóticos y cómo las dinámicas sociales y psicológicas influyen en el comportamiento colectivo en situaciones de pánico. Estos estudios han contribuido a la comprensión de cómo los comportamientos individuales pueden sumarse a un comportamiento colectivo en el que la racionalidad y la planificación pueden perderse rápidamente. Estos hallazgos son cruciales para el diseño de espacios públicos, la planificación de eventos y la seguridad en edificios y establecimientos. Identificar formas de minimizar el riesgo de pánico y caos en situaciones de emergencia es fundamental para garantizar la seguridad de las personas en momentos críticos.

En su investigación descubrieron que si la velocidad de la gente para salir de una habitación era inferior a 1’5 metros por segundo no se producían problemas de atascos ni masificación; sin embargo, si la velocidad era superior si aparecían estos problemas, hasta llegar a situaciones de pánico. En sus pruebas, concluían, a mayor velocidad de los peatones mayor tiempo se consumía en vaciar la habitación. Este hallazgo es un resultado muy importante de la investigación sobre el comportamiento de las multitudes en situaciones de evacuación. La velocidad a la que las personas se desplazan durante una evacuación puede tener un impacto significativo en la eficiencia y seguridad del proceso. Demostraron que la velocidad de evacuación tiene un umbral crítico -alrededor de 1,5 metros por segundo-, y que mientras no es superado la evacuación tiende a ocurrir de manera fluida y sin problemas de atascos ni masificación. A velocidades más altas, las personas pueden colisionar entre sí o interferir con los movimientos de los demás, lo que puede ralentizar el proceso y causar atascos. La competencia por el espacio y la necesidad de evitar colisiones pueden generar un efecto contrario al deseado, en el que las personas se obstaculizan mutuamente en lugar de facilitar la evacuación.

Además, a medida que la velocidad aumenta aún más, pueden surgir situaciones de pánico. Las personas pueden sentir la presión de la velocidad y comenzar a tomar decisiones impulsivas, lo que puede llevar a movimientos descontrolados, caídas y aplastamientos. El pánico puede empeorar aún más la situación, haciendo que la evacuación sea caótica e insegura.

Los resultados de estas investigaciones tienen implicaciones significativas para la planificación y el diseño de espacios públicos, edificios y eventos. Es importante considerar la velocidad de evacuación como un factor crítico para evitar problemas de congestión y peligros en situaciones de emergencia. El diseño de salidas de emergencia, la señalización clara y la comunicación efectiva son aspectos clave para facilitar una evacuación segura y eficiente.

Realizaron también una simulación acerca de lo que podría suceder en un establecimiento donde el humo impidiera ver las salidas, bajo dos supuestos: búsqueda individual o siguiendo a otros.

  • Búsqueda Individual: en este supuesto, las personas se guiarán por su propio juicio y conocimiento de la ubicación de las salidas. Cada individuo toma decisiones independientes sobre cuál es la mejor ruta de evacuación. La ventaja principal de este enfoque es que las personas pueden tomar decisiones basadas en su propio conocimiento y percepción del entorno. Sin embargo, esto también puede llevar a situaciones en las que algunas personas encuentren rutas de evacuación efectivas mientras que otras puedan perderse o tomar decisiones no óptimas.
  • Seguir a Otros: en este caso, las personas observan el comportamiento de quienes están a su alrededor y optan por seguir a aquellos que parecen estar tomando la ruta “correcta”. La ventaja aquí es que las personas pueden aprovechar la información de otros y potencialmente encontrar una salida más rápidamente. Sin embargo, esto también puede llevar a la concentración en una sola ruta de evacuación, lo que resulta en embotellamientos y peligros añadidos.

La simulación de ambos supuestos puede ayudar a comprender cómo se desarrollan los patrones de movimiento en situaciones de falta de visibilidad, como cuando hay humo en un edificio. Los resultados de estas simulaciones pueden influir en las decisiones de diseño, como la colocación de señales luminosas de emergencia, sistemas de guía auditiva y la disposición estratégica de las salidas.

En general, estas simulaciones enfatizan la importancia de tener un enfoque equilibrado en la planificación de evacuaciones. Si bien seguir a otros puede ser útil para encontrar rutas de evacuación en situaciones de falta de visibilidad, también es fundamental asegurarse de que existen múltiples rutas claras y seguras disponibles para evitar la congestión y los peligros asociados con la concentración en una sola dirección.

El modelo investiga la aceleración de un peatón añadiendo diversas variables (humo, oscuridad, etc); muestra que cuando se cruzan dos flujos de peatones en sentido contrario se forman carriles de forma espontánea, esto es, en lugar de un caos absoluto, las personas tienden a organizar su movimiento en carriles, lo que mejora la fluidez del flujo y evita colisiones. Las variables añadidas producirán movimientos aleatorios en, al menos, uno de los flujos y toda la dinámica del sistema cambiará, pudiendo, incluso producirse la congelación del movimiento. Helbing llama a esto congelación por calentamiento (freezing by heating effect). Las diferentes variables y factores afectan a la dinámica y el comportamiento de los peatones en situaciones de evacuación. El objetivo sería entonces comprender cómo los cambios en el entorno pueden influir en el movimiento de las personas y cómo emergen patrones de comportamiento en respuesta a estas variables.

El concepto de congelación por calentamiento introducido por Helbing es un fenómeno interesante. Ya hemos dicho que se refiere a cómo la introducción de ciertas variables puede tener un efecto aparentemente paradójico en el sistema. Aunque la introducción de ese calentamiento puede parecer que llevaría a una mayor aleatoriedad en el movimiento, en realidad puede provocar una especie de “congelación” del sistema debido a la interacción compleja entre las personas. En otras palabras, cuando se agregan factores que generan caos o movimientos aleatorios en un sistema de flujos de peatones, la interacción entre las personas puede volverse más complicada y puede resultar en una reducción de la velocidad general de evacuación o incluso en momentos de congelación temporal en ciertas áreas.

Estos hallazgos subrayan la importancia de comprender cómo los cambios en las variables ambientales y las interacciones sociales pueden influir en el comportamiento colectivo y la eficiencia de la evacuación. Estas investigaciones tienen implicaciones importantes en la planificación de la seguridad y el diseño de espacios públicos para situaciones de emergencia.

Añadamos ahora otro elemento: una alta densidad de individuos. ¿Qué ocurre? Pues que no se podrá evitar el contacto físico, llegando los individuos a perder su autonomía, ya que no irán donde quieran sino donde les empujen, donde les lleven: es la turbulencia en la muchedumbre. La alta densidad de individuos puede dar lugar a una serie de fenómenos complejos y a menudo impredecibles. Cuando hay una gran cantidad de personas en un espacio limitado, el contacto físico y la interacción entre los individuos se vuelven inevitables. Esto puede tener efectos significativos en el comportamiento y la movilidad de las personas, y puede influir en la autonomía de cada individuo en la multitud.

  • Turbulencia en la muchedumbre: se refiere a la interacción caótica y desordenada entre las personas en una multitud densa. A medida que la densidad aumenta, las personas pueden experimentar una pérdida de control sobre su propio movimiento debido a la influencia de las fuerzas externas, como el empuje y el tirón de la multitud. Esto puede llevar a movimientos erráticos y cambios bruscos de dirección.
  • Pérdida de Autonomía: en una alta densidad, las personas pueden perder en gran medida su autonomía y capacidad para moverse según sus propias preferencias. En lugar de moverse a donde quieren, pueden verse forzadas a seguir el flujo de la multitud o ser empujadas en direcciones no deseadas. La pérdida de autonomía puede contribuir a la sensación de falta de control y aumentar la ansiedad en situaciones de pánico.
  • Colisiones y Atascos: el contacto físico cercano en una multitud densa puede aumentar el riesgo de colisiones entre las personas. Cuando las personas se ven obligadas a moverse en espacios reducidos es más probable que ocurran colisiones, lo que puede ralentizar el movimiento y causar atascos.
  • Efectos Psicológicos: la experiencia de estar en una multitud densa puede ser emocionalmente intensa. Puede generar ansiedad, estrés y una sensación de falta de control. Estos efectos psicológicos pueden influir en cómo las personas toman decisiones y reaccionan en situaciones de emergencia.

Comprender estos fenómenos y cómo afectan al comportamiento humano es esencial para diseñar estrategias de evacuación y seguridad en espacios públicos y eventos masivos. La planificación de rutas de evacuación, la colocación estratégica de señalización y la comunicación efectiva pueden ayudar a reducir el riesgo en situaciones de alta densidad y sus efectos negativos en situaciones críticas.

Si la masa de personas queda paralizada la cosa empeorará ya que se seguirá incorporando gente, desde atrás, haciendo que los de delante tengan que soportar una presión creciente. Y será esta presión la que termine por derribar o asfixiar a los de delante cuando encuentren un obstáculo a su paso. Esta es la razón por la que las salidas de evacuación deben ser lo suficientemente anchas y se debe evitar el flujo de entrada por ellas. La congestión y la posibilidad de que se formen multitudes paralizadas son factores de riesgo muy importantes en eventos masivos, en edificios y en cualquier lugar donde se reúnen grandes multitudes.

  • Efecto de la Congestión: cuando una multitud de personas se encuentra en un espacio limitado y no puede moverse libremente, puede surgir la congestión. Las personas pueden quedar atrapadas y paralizadas debido a la falta de espacio para moverse. Este efecto puede ser peligroso, ya que las personas pierden la capacidad de avanzar o retroceder.
  • Presión y Riesgo de Asfixia: cuando se sigue incorporando gente desde atrás en una multitud paralizada, la presión sobre las personas de delante puede aumentar significativamente. Esta presión creciente puede llevar a la asfixia, lesiones por aplastamiento y otros peligros. Cuando las personas quedan atrapadas en una multitud congestionada, pueden tener dificultades para respirar y moverse, lo que aumenta el riesgo de lesiones graves e incluso la muerte.
  • Ancho de las Salidas de Evacuación: la anchura de las salidas de evacuación es un factor crucial para prevenir la congestión y permitir una evacuación segura y eficiente. Las salidas deben ser lo suficientemente anchas para acomodar a una gran cantidad de personas en movimiento. Si las salidas son estrechas, el flujo de personas puede ralentizarse y aumentar la probabilidad de atascos y congestión.
  • Gestión del Flujo: es importante diseñar sistemas de flujo de entrada y salida que eviten que las personas ingresen en áreas ya congestionadas. Esto puede incluir la implementación de sistemas de control de multitudes y la distribución adecuada de puntos de entrada y salida para facilitar el movimiento fluido de las personas.
  • Señalización y Comunicación: una señalización clara y efectiva puede guiar a las personas hacia las salidas de evacuación y ayudar a evitar la congestión. La comunicación oportuna y precisa durante una situación de emergencia también es crucial para dirigir el flujo de personas de manera segura.

Lo anterior implica diseñar espacios con salidas de evacuación amplias, sistemas de control de multitudes efectivos y estrategias de comunicación para garantizar la seguridad de las personas en situaciones críticas.

En los acontecimientos de masas hay que evitar las densidades extremas. Si se supera una densidad crítica se podrá producir un exceso de presión. Por ello, las rutas de evacuación deben, además de ser anchas, de zigzaguear, de no ser rectas, porque el zigzag disminuye la presión sobre quienes van en cabeza. Estas dos estrategias -evitar densidades extremas y utilizar rutas de evacuación con diseño zigzagueante- nos parecen esenciales para gestionar eventos de masas y garantizar la seguridad de las personas, en prevención de situaciones peligrosas.

  • Evitar Densidades Extremas: mantener una densidad de personas bajo control es esencial para prevenir la formación de multitudes paralizadas y situaciones de alta presión. Cuando la densidad de personas en un área supera el umbral crítico, puede generar una presión excesiva y aumentar los riesgos de asfixia, aplastamiento y lesiones. La planificación adecuada, la distribución de espacios y la gestión de multitudes pueden ayudar a mantener la densidad en niveles seguros.
  • Diseño Zigzagueante de Rutas de Evacuación: utilizar rutas de evacuación con diseño zigzagueante es una estrategia efectiva para distribuir el flujo de personas de manera más uniforme y reducir la presión sobre aquellos que van en cabeza. Las rutas zigzagueantes permiten que las personas se desplacen en Múltiples direcciones en lugar de seguir una única línea recta. Esto evita la concentración de personas en un solo punto y reduce la probabilidad de congestión y presión excesiva.

Adicionalmente, hemos de considerar otras cuestiones importantes para la gestión de la evacuación:

  • Capacidad de carga: calcular la capacidad de carga máxima de un espacio o área es crucial para evitar la sobrepoblación. Esto implica establecer un límite en la cantidad de personas que pueden estar presentes en un lugar en un momento dado.
  • Señalización Clara: utilizar señalización clara y visible para guiar a las personas hacia las rutas de evacuación. Las señales deben ser fácilmente comprensibles y estar ubicadas en lugares estratégicos.
  • Comunicación Efectiva: mantener una comunicación constante y clara con los asistentes a eventos o las personas presentes en edificios es esencial. La información actualizada sobre las rutas de evacuación, los puntos de encuentro y las instrucciones de seguridad ayudarán a reducir la incertidumbre y el pánico.
  • Simulacros y Entrenamiento: realizar simulacros regulares de evacuación y proporcionar capacitación a las personas sobre cómo actuar en situaciones de emergencia puede mejorar la respuesta y reducir el caos en el caso de una evacuación real.

Determinar adecuadamente cómo se comporta una multitud, la medición de la densidad y la velocidad de los flujos de peatones nos facilitará obtener el umbral crítico que nos permita prevenir la turbulencia. Es decir, debemos asegurar la estabilidad de los flujos de personas y prevenir el colapso circulatorio. Por ello, cualquier mecanismo de control de masas debe estar enfocado a poder reducir el flujo de personas que se dirigen a un área donde la circulación ya esté detenida: reducir el ancho de la vía que nos conduce al área bloqueada y establecer medidas para que sólo se pueda circular en una dirección son dos medidas fundamentales en ese aspecto; así como el seguimiento mediante la combinación de un adecuado sistema de CCTV y un efectivo control en diversos puntos de acceso. Por tanto, un estudio previo de la seguridad es inexcusable.

La combinación de medidas preventivas, sistemas de control y un enfoque en la seguridad de las personas son fundamentales para garantizar una evacuación segura y prevenir situaciones peligrosas:

  • Medición y Análisis del Comportamiento de la Multitud: la medición de la densidad y la velocidad de los flujos de peatones es esencial para comprender cómo se comporta una multitud en diferentes situaciones. Esto puede ayudar a identificar umbrales críticos de densidad y velocidad que pueden llevar a la congestión, la turbulencia y el colapso circulatorio. Con esta información, se pueden tomar medidas preventivas adecuadas.
  • Estabilidad de los Flujos de Personas: mantener la estabilidad en los flujos de personas es crucial para evitar la turbulencia y la congestión. Reducir la velocidad y distribuir uniformemente el movimiento de las personas puede prevenir la formación de atascos y la presión excesiva en áreas congestionadas.
  • Control de Flujo y Acceso: las estrategias de control de masas deben incluir para reducir el flujo de personas hacia áreas donde la circulación ya esté detenida o congestionada. Esto puede lograrse mediante la reducción del ancho de la vía que conduce al área bloqueada y estableciendo medidas para que solo se pueda circular en una dirección. Estas medidas ayudan a prevenir la entrada de más personas en áreas ya saturadas.
  • Sistemas de Monitoreo y Control: utilizar sistemas de CCTV y puntos de control en diversos puntos de acceso puede ayudar a supervisar y gestionar el flujo de personas de manera efectiva. Esto permite tomar medidas oportunas en caso de congestión o emergencia.
  • Estudio Previo de Seguridad: identificar posibles riesgos y planificar estrategias adecuadas. Esto implica evaluar la capacidad de carga, diseñar rutas de evacuación, establecer puntos de encuentro y asegurarse de que las medidas de seguridad estén en su lugar antes de un evento o situación.

La gestión de multitudes y los eventos masivos requieren una planificación minuciosa y una comprensión profunda del comportamiento humano en situaciones de alta densidad.

En la muchedumbre, lo sabemos al menos desde Durkheim, se dan fenómenos de efervescencia colectiva, donde el individuo se diluye en la masa, igualándose con todos, y sumando un elemento, el gregarismo, que bien pudiera ser, si es controlado, positivamente aprovechado para mejorar los procedimientos de evacuación en una situación de emergencia. Esta noción de gregarismo, o el instinto natural de las personas de seguir a la multitud, es un factor importante en cómo las personas actúan y se comportan en grupos, pudiendo tener un papel positivo o negativo para las cuestiones que aquí planteamos. El gregarismo puede llevar a un comportamiento de manada, donde las personas siguen a los demás sin cuestionarse nada y pueden tomar decisiones irracionales. Esto puede exacerbar situaciones de pánico y causar una mayor congestión y confusión en momentos críticos. Pero, por otro lado, el gregarismo también puede ser aprovechado de manera positiva. Cuando se comunica y guía de manera efectiva, el instinto de seguir a la multitud puede ayudar a dirigir a las personas hacia rutas de evacuación seguras y puntos de encuentro. Las personas tienden a seguir a quienes parecen saber lo que están haciendo, lo que puede facilitar la evacuación organizada.

Controlar el gregarismo y aprovecharlo positivamente es un objetivo a perseguir. Nos ayudará a conseguirlo:

  • Señalización Clara: utilizar señales claras y visibles para guiar a las personas hacia las rutas de evacuación y puntos de encuentro puede ayudar a controlar el gregarismo y prevenir la confusión.
  • Personal de Seguridad: disponer de personal de seguridad capacitado que pueda guiar a las personas y proporcionar información precisa y calmante puede ayudar a controlar la dirección del flujo de personas.
  • Comunicación Constante: mantener una comunicación constante y actualizada con las personas presentes en el evento o edificio puede prevenir el pánico y ayudar a controlar el comportamiento colectivo.
  • Simulacros y Entrenamiento: realizar simulacros regulares de evacuación y proporcionar capacitación sobre cómo actuar en situaciones de emergencia puede ayudar a reducir la incertidumbre y mejorar la respuesta colectiva.

En última instancia, el gregarismo puede ser una herramienta valiosa si se maneja adecuadamente y se aprovecha para guiar y organizar a las personas en situaciones de emergencia, en lugar de contribuir al caos y la confusión. 

 

Actualizado 22 de agosto de 2023