Stanley Milgram llevó a cabo su famoso experimento en los años 60 del siglo XX. Este experimento sigue siendo uno de los estudios más reveladores, y discutidos, en la psicología social. Se buscaba comprender hasta qué punto una persona podría seguir órdenes que entraran en conflicto con su conciencia moral cuando estas órdenes son impartidas por una figura de autoridad.

El experimento de Milgram se diseñó para medir la disposición de los participantes a obedecer una autoridad, incluso cuando se les pedía realizar actos que entraban en conflicto con su conciencia personal. Los participantes creían que estaban participando en un estudio sobre el aprendizaje y el castigo, y se les instruyó para que administraran descargas eléctricas a otro participante (en este caso, supuesto, un actor) cada vez que este cometiera un error.

Contrariamente a las expectativas iniciales, resultó que la mayoría de los participantes continuaron administrando descargas hasta los niveles más altos, bajo la presión de la autoridad representada por el investigador. Unos resultados sorprendentes que generaron un amplio debate sobre la naturaleza de la obediencia y la moralidad humana.

El experimento de Milgram ha sido interpretado de diversas maneras. Algunos ven en él una demostración de la tendencia humana a obedecer órdenes, especialmente en presencia de figuras de autoridad percibidas como legítimas. Sin embargo, el estudio también ha sido objeto de críticas, especialmente en lo que respecta a la ética de engañar a los participantes y el estrés emocional causado.

Las lecciones del experimento de Milgram siguen siendo pertinentes hoy en día. En una era de creciente autoritarismo y conformidad social, los hallazgos de Milgram nos instan a reflexionar sobre nuestra propia susceptibilidad a la autoridad y la importancia de la autonomía moral y la responsabilidad personal.

Henri Verneuil dirigió en 1979 la película “I… comme Icare”. Un thriller político que explora temas profundos relacionados con el poder, la manipulación y la psicología de masas. Aunque la película es una obra de ficción, hace referencia directa al experimento de Milgram para enfatizar su mensaje sobre la autoridad y la obediencia.

La película nos cuenta la investigación del fiscal Henri Volney (interpretado por Yves Montand) quien está intentando descubrir la verdad detrás del asesinato de un presidente de una nación ficticia. A lo largo de su búsqueda, Volney se encuentra con una compleja red de intrigas políticas y descubre pruebas que sugieren la participación de una organización gubernamental en el asesinato.

“I… comme Icare” incluye una secuencia que recrea el experimento de Milgram, demostrando cómo las personas pueden ser inducidas a actuar en contra de sus valores morales cuando se encuentran bajo la influencia de una autoridad percibida como legítima. Esta secuencia es fundamental para el desarrollo de la trama y refuerza el tema central de la película: la naturaleza de la autoridad y la obediencia, y cómo estas pueden ser manipuladas para servir a intereses particulares.

Una película muy apreciable, por su enfoque crítico y reflexivo sobre el poder y la moralidad. La inclusión del experimento de Milgram sirvió para resaltar la relevancia de los temas tratados, conectando la ficción cinematográfica con realidades psicológicas y sociales profundas.

Y es, desde luego, una invitación al espectador para reflexionar sobre su propia relación con la autoridad y la responsabilidad moral.