La princesa prometida.
La princesa prometida está basada en una novela del mismo título escrita por William Goldman, autor también del guion. La película fue dirigida por Rob Reiner en 1987.
“Hola, me llamo Iñigo Montoya. Tú mataste a mi padre. Prepárate a morir”.
Romance, humor, aventuras, drama. Los pasatiempos favoritos de Buttercup se nos dice, eran “montar a caballo y atormentar al muchacho que trabajaba en la granja”, Wesley, a quien ella siempre llamaba “muchacho”. Siempre dando órdenes a Wesley y él siempre contesta “como desees”. Hasta que un día, ella, “descubrió con asombro que cuando decía “como desees”, en realidad significaba “te amo”.
Esta película tiene impresos los elementos clásicos de la fantasía medieval, del cine de piratas y del de capa y espada, pero con el inteligente aderezo de un elegante e ingenioso sentido del humor. La película no tiene grandes pretensiones, lo que es de agradecer, es muy sobria en ese sentido. Pero el guión es tan bueno, eliminando lo empalagoso que pudiera contener, a través de las interrupciones del nieto, que es un gozo permanente ver esta aventura.
El honor está siempre presente. La secuencia previa al combate entre Wesley e Iñigo y el propio combate son buen ejemplo de ello. El duelo entre ambos es uno de los mejores que yo recuerdo en cine. El valor de la música durante la pelea lo convierte en una coreografía perfecta.
La película esta rodada sin efectismos innecesarios. El ritmo es perfecto, no decae en ningún momento. Y la música de Mark Knopfler, además de preciosa, es utilizada de forma magistral.
Esta película nos muestra el valor y la amistad, la fe y la perseverancia, y, cómo no, el amor verdadero.
- Wesley: ¿Por qué no me has esperado?
- Buttercup: Porque habías muerto.
- Wesley: La muerte no detiene al amor; lo único que puede hacer es demorarlo.
- Buttercup: Nunca volveré a dudar.
- Wesley: Nunca tendrás necesidad.
La apoteosis de la lucha final de Iñigo es magnífica. “Hola, me llamo Iñigo Montoya. Tú mataste a mi padre. Prepárate a morir. ¡Hola, me llamo Iñigo Montoya. Tú mataste a mi padre. Prepárate a morir!, ¡¡Hola, me llamo Iñigo Montoya. Tú mataste a mi padre. Prepárate a morir!!”. Repitiéndolo una y otra vez, cada vez con más rabia, dándose fuerza a sí mismo.
Estamos ante un maravilloso cuento, que nos cuenta el abuelo, en el que se nos enseña, sin sermones, el valor de alguna de las grandes cosas de la vida.
Una película, sin duda, con un encanto especial. Y al final nos pasa como al niño: queremos pedir al abuelo venga otra vez a contárnoslo y que el nos conteste “como desees”.