Velázquez elimina buena parte del dramatismo presente en este tipo de composición: nos muestra poca sangre –hay en manos y pies, y algo en el cuerpo-, están ausentes las marcas de la flagelación, no hay rastros de tortura ni de agonía, no existe en el cuerpo la contorsión del dolor.
Este crucificado tiene mucho de estudio anatómico influido por la escultura grecorromana -parece que esta obra fue realizada por Velázquez tras su primer viaje a Italia.

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