Hace unos días vi la decentísima “Hammarskjöld. Lucha por la paz” (Per Fly, 2023). Hammarskjöld fue Secretario General de la ONU y jugó un papel muy importante en la crisis de Katanga, hasta su muerte (su avión se estrelló en extrañas circunstancias) cuando intentaba mediar en el conflicto. Esta película me trajo a la memoria otra de mis favoritas: “Último tren a Katanga”, una película que, para mí, ha ido ganando enteros con el paso de los años.
“Último tren a Katanga” es una película que mezcla elementos de cine bélico, aventuras y drama, ambientada en el turbulento contexto de la República Democrática del Congo durante la década de 1960. Basada en la novela homónima de Wilbur Smith, la película destaca no solo por su intensidad y brutalidad, sino también por la dirección visual de Cardiff, un cineasta reconocido principalmente por su trabajo como director de fotografía.
La trama sigue al capitán Bruce Curry (Rod Taylor), un mercenario contratado por el gobierno de Katanga, un Estado secesionista en el Congo, para recuperar un cargamento de diamantes antes de que caiga en manos de los rebeldes. Para la misión, Curry está acompañado por un grupo heterogéneo de mercenarios, incluyendo a Ruffo (Jim Brown), Heinlein (Peter Carsten) y el doctor Wreid (Kenneth More). Se embarcan en una peligrosa misión que rápidamente se convertirá en una auténtica pesadilla. Pero la película añade, a la acción y la violencia propia de la misión, tensiones raciales y elementos como la lealtad y la degradación moral.
Curry se muestra como un líder carismático y decidido, pero también como un hombre profundamente marcado por la realidad de la guerra. Debe enfrentarse a dilemas morales que lo obligan a cuestionar su propia humanidad. Su relación con Ruffo, su mano derecha, es particularmente interesante, pues muestra una camaradería que desafía las tensiones raciales de la época y el lugar. Bruce Curry es uno de mis personajes cinematográficos favoritos, fundamentalmente porque expone la tensa lucha entre el deber y la ética.
Ruffo es el contrapunto moral de Curry. Es el segundo al mando, y personifica la dignidad y la compasión en medio del caos. A lo largo de la película, Ruffo demuestra ser no solo un soldado leal, sino también un hombre de principios, que se enfrenta a los horrores de la guerra con una firmeza que contrasta con la creciente desesperación de Curry. Su relación con Curry es uno de los ejes emocionales del filme, destacando la posibilidad de amistad y respeto mutuo más allá de las divisiones raciales.
Heinlein, un mercenario alemán y ex nazi, cuya crueldad y falta de escrúpulos representan lo peor de la naturaleza humana, se convierte en una figura cada vez más amenazante a medida que avanza la misión. Desata su sadismo tanto en los enemigos como en sus compañeros, y es el gran catalizador de la desintegración del grupo.
El Doctor Wreid es un médico alcohólico que acompaña al grupo de mercenarios en su peligrosa misión. Wreid aporta un contraste ciertamente irónico al grupo con su humor cínico y su aparente despreocupación. Sin embargo, bajo su fachada de indiferencia, se esconde un hombre profundamente afectado por la brutalidad de la guerra. Wreid se convierte en una figura trágica, cuya lucha con sus demonios personales es un reflejo de las tensiones y el desgaste moral que atraviesa todo el grupo.
Claire, interpretada por Yvette Mimieux, es protagonista femenina de “Último tren a Katanga”. Rescatada por el equipo de mercenarios tras un brutal ataque rebelde, Claire representa la inocencia y la vulnerabilidad en medio del caos. Su presencia introduce un elemento emocional en la película, ya que se convierte en un símbolo de lo que está en juego en la misión.
“Último tren a Katanga” se ambienta en un período muy tumultuoso de la historia de África, y en particular de la República del Congo de la década de 1960, recién independizado de Bélgica y sumido en el caos político y militar. Es en este contexto histórico en el que hay que situarse para entender la tensión y el realismo que impregnan la película.
El racismo es un tema subyacente en toda la película, reflejado tanto en la interacción entre los personajes como en el contexto más amplio de la guerra en África. Sin embargo, la relación entre Curry y Ruffo ofrece un contrapunto esperanzador, mostrando cómo la amistad y el respeto pueden superar las barreras raciales. Este vínculo se convierte en una de las pocas luces en medio de la oscuridad de la película, aunque también es sometido a prueba por las circunstancias.
El objetivo principal de la misión es recuperar un cargamento de diamantes, expresión de la codicia que impulsa a muchos de los personajes. A medida que la misión se complica, los personajes se ven obligados a poner frente a frente sus propios valores y las consecuencias de sus acciones. La película sugiere que la codicia puede corromper incluso a los más fuertes y que, en última instancia, la búsqueda a toda costa de riquezas materiales lleva a la ruina moral y física.
Jack Cardiff da a “Último tren a Katanga” un estilo visual notablemente vívido y detallado, con colores intensos que contrastan con la brutalidad de la acción en pantalla. Cardiff emplea una cinematografía que realza el paisaje y las emociones de los personajes, utilizando encuadres amplios para atrapar la vastedad del entorno y primeros planos para realzar la tensión emocional.
En el momento de su estreno, “Último tren a Katanga” recibió críticas positivas por su acción trepidante y el planteamiento de sus temas, pero también críticas negativas por su violencia excesiva y por lo que algunos consideraban una representación estereotipada de África.