Hoy me han comentado la última noticia que ha generado Bibiana Aido. Así que me ido a consultar la realidad de las declaraciones. En la web del Senado no he visto nada, así que me he ido a la del PSOE. Y veo cosas como la afirmación de Soledad Cabezón, que vaya usted a saber qué cargo tiene, pero que, claro, cargo tiene. Sólo hay “un 30 por ciento de acceso femenino a las carreras técnicas e ingenierías”, “solamente un 15 por ciento de mujeres catedráticas y sólo 11 de las 77 Universidades españolas están dirigidas por mujeres rectoras”. Existe, por tanto, según Cabezón “una clara desigualdad en el proceso de feminización de la Universidad”. Vamos a ver, ¿es que existe algún filtro en la Universidad que impida que las mujeres no sumen más del 30% en las carreras técnicas?, ¿no será debido a que las propias mujeres toman su decisión sobre qué quieren estudiar independientemente de que al Ministerio de Igualdad no le venga bien?
Gravísimo parece que únicamente el 15% de los catedráticos españoles sean mujeres. En cualquier caso, mi muy sincera enhorabuena a ese 15% porque obtuvieron su plaza superando una oposición, que por cierto es bastante dura, y no porque alguien considere que debe haber una cuota de mujeres en esa posición. Peor aún lo de los Rectorados. Solo 11 de 77 están en manos de mujeres. Hasta donde yo sé para ser Rector hay que presentarse a un proceso electoral, y para ello hay que conseguir apoyos en la propia universidad. Me gustaría que me dijeran de los 77 Rectorados existentes en cuantos de ellos ha existido una candidatura encabezada por una mujer. En cuanto, y por último, al “proceso de feminización de la Universidad” me parece una expresión tan estúpida y vacía que creo que si se la metieran por el culo no les haría ninguna raspadura.
Pero a lo que iba. Dice la Ministra y debe ser textual porque aparece entrecomillado en varios periódicos que “es el momento en que la igualad, los estudios de género y la tradición intelectual histórica del feminismo tienen que ocupar un lugar en la formación troncal de nuestros estudiantes”. Me parece sencillamente una de las típicas tonterías de esta mujer. Porque si tenemos que rellenar con más materias troncales nuestro sistema universitario a mi me parece mejor estudiar Derecho Político, o como se dice ahora, en virtud de lo políticamente correcto, Derecho Constitucional; o estudiar Procesos Interculturales, o cualquier otra chorrada. Si por ejemplo ella hubiera estudiado Derecho Constitucional tendría una magnífica oportunidad para dejar de demostrar su ignorancia en algunas cuestiones básicas para un político. La semana pasada afirmaba que “el Gobierno va a garantizar las pensiones de la gente que ahora tiene 25 ó 30 años”. Bueno, chica, de hecho no es el Gobierno sino el Estado el que debe garantizarlas. ¡Minucias de la división de poderes!. En fin, que mejor dejad tranquila a la Universidad que bastante la lleváis jodiendo la clase política desde hace 30 años. Además no veo la relación de la tradición intelectual del feminismo, que por cierto es bastante escasa, con la promoción de la Igualdad. Hace unos días realizó una entrevista en la que afirmaba que “las mujeres no son parte del problema (…) pero si parte de la solución”. Pues claro que si guapa.
Como en este gobierno cada uno dice lo que le parece sin escuchar a los demás, mientras Bibiana Aido se está desdiciendo lo que ayer afirmó, Elena Salgado, la de los números, dice que es estupendo que la Igualdad se estudie en la Universidad.
Pero no queda la cosa aquí. Dice Bibiana que quienes no creen en su Ministerio no creen en la Igualdad. Lo mismo que para creer en Dios hay que creer en la Iglesia. Si es que… Y mientras la portavoz del PSOE en el Senado, Carmela Silva, asegura que cuando se ataca al Ministerio de Igualdad se ataca a todas las mujeres. Vale. A mí el Ministerio de Igualdad me parece una cosa inservible. Solo tiene utilidad ideológica para el Gobierno. Claro está que al decir esto ataco a todas las mujeres. De hecho me lo dicen constantemente, “es que cuando te metes con Bibiana te metes con todas”.
Debe ser que me estoy volviendo más exigente que el gato de whiscas, pero cada día me cuesta más aguantar las chufletadas de esta gente.