Una de las cosas más graciosas que podemos ver en el mundo parlamentario es la inexistente importancia que los parlamentarios dan a ese mundo. Hoy desayuno con la noticia de que el inefable ministro Wert no asistirá hoy al Congreso, donde se votará una moción para reprobar sus declaraciones sobre la españolización de los niños catalanes. No está nada mal como ejemplo de las obligaciones de aquellos que, para bien o para mal, nos representan a todos. Espero que el alma política de Wert sea recogida pronto por el psicopompo.
Cómo pasa el tiempo, ¿verdad? Estos días en el PSOE está sonando eso de ¡todos al suelo, que vienen los nuestros! Echo de menos aquellos cercanos tiempos en que Rubalcaba era “llamadme Alfredo” y Griñan “Pepe”. Aquellos tiempos donde se buscaba conservar el poder, y las navajas estaban guardadas. Pero el poder se ha diluido; sólo quedan sombras de él. Pedir “reflexiones ideológicas” tras los continuos fracasos electorales y viniendo de dos legislaturas en el Gobierno suena a cachondeo, y creo que así lo toman en el propio Partido Socialista, y más aún, cuando un sector importante de los socialistas –el PSC- aboga ahora por el derecho a decidir de Cataluña, en pos, naturalmente, de al menos mantener su espacio electoral en las elecciones de noviembre. ¡Lo que debe estar disfrutando Carmen Chacón! Si ganan gana el PSC, si pierden pierde el PSOE. Así se las ponían a Enrique VIII. Lo bonito de todo esto es lo que vamos a aprender sobre el federalismo durante los próximos días: reforma federalizante, federalismo asimétrico, estado autonómico con reformas federales, etc.
El PSOE se está dando buena maña para conseguir que la gente se olvide de él. Quizá remonten el vuelo cuando dejen de dar la impresión que sólo saben discutir sobre los sillones de cada uno. Lo que no deja, en cualquier caso, de ser cierto es que la elección de Rubalcaba en febrero ha sido más inútil que el dermatólogo de Jordi González.
Son sólo una pequeña muestra de las contradicciones que todo el mundo sufre, como UGT Andalucía, que mientras con la mano izquierda se manifiesta contra las políticas de empleo del Gobierno, con la derecha realiza un ERE aplicando una Legislación en la que los trabajadores cotizan a la baja. Naturalmente, como dicen los próceres sindicales, tienen que aplicar esa legislación, porque es la que hay. Pero a mí, la pregunta que se me ocurre es ¿los sindicatos no tienen tampoco otra política que la del recorte? Bueno, ya lo sabíamos todos: una cosa es predicar y otra es dar trigo.
¡Dios mío!, ¡Zapatero se ha reencarnado en Fátima Báñez! “Optimismo”, “futuro”, “señales esperanzadoras”, “decisiones responsables”, “confianza en nosotros mismos”: el lenguaje momificado de ZP ha vuelto. Nada más que por respeto a los ciudadanos deberían eliminar este tipo de mensajes. Llevamos años escuchando cosas así y cada vez estamos peor. Si las cosas están cambiando a mejor lo veremos el año que viene o el otro. Mientras tanto, ni yo ni otros muchos vemos señales esperanzadoras ni motivos para el optimismo en la caída del 12,6 en el Indice de Comercio Minorista, en el aumento del paro hasta el 25,02% (en Andalucía el 35’42%) o en 1,700.000 hogares sin ingresos. Porque esos datos son fácilmente interpretables desde el salón de su casa por cada ciudadano. ¿O no?