Nos cuentan en estos días que la borrasca socialista ha terminado y se aproxima un anticiclón que traerá sus primeros calores durante la próxima primavera. Como ya ha escampado han vuelto a sacar de paseo al infatuado Zapatero, de quien bien sabemos ya que es inicuo pero no inocuo.

En la abigarrada muestra de progresismo vista en Granada los últimos días al amparo del Congreso del PSOE-A comercializado bajo el síndrome del nuevo tiempo hemos podido ver al ya mencionado Zapatero, pero también a Chacón, Zarrías, Chaves, Rubalcaba, etc. Quizás nuevo tiempo, pero desde luego viejos odres.

Hace unos días he vuelto a leer el “Pigmalión” de Bernard Shaw, y la sensación que me ha dejado es que lo que pasa en el PSOE-A no difiere gran cosa de la historia de Eliza Doolittle y el profesor Higgins. Ya saben, el profesor la recoge de los arrabales y la transforma en una señorita, en alguien que pueda hacerse pasar por aristócrata, y lo consigue. Pero al final ella toma conciencia de sí misma y enfila su propio camino. Podéis ver la versión musical en “My fair lady” y la versión poetizada en cualquier noticiario de Canal Sur, “la nuestra”.

Entre los panegíricos de su aparato y las censuras de los aparatos de otros, nuestra Eliza –Susana Díaz- me va recordando cada día más al más loco caballero de la literatura universal, que no tenía rival en cuanto al brío en acometer, aliento en el perseverar, destreza en el herir y maña en el derribar.