“Viridiana” (Luis Buñuel, 1961) se mantiene como una de las obras más provocadoras y emblemáticas dentro del repertorio del cineasta aragonés. Esta película no solo es fundamental en la filmografía de Buñuel, sino que también sigue siendo punto de interés en la historia del cine por su audaz crítica social y su irreverente exploración de la religión y la moralidad.
El contexto histórico y cultural de la realización de “Viridiana” es importante para comprender su impacto y controversias. A principios de la década de 1960, España seguía sumergida en la dictadura de Franco, un régimen que imponía una censura estricta y promovía valores conservadores, de corte nacionalista y católico. En este entorno, la producción y posterior éxito de “Viridiana” en el Festival de Cine de Cannes, donde ganó la Palma de Oro, fue tanto un acto de audacia artística como un desafío político y social.
El surrealista Buñuel, con su crítica a las convenciones sociales y religiosas, utiliza “Viridiana” como un lienzo para tratar temas que atraviesan su obra: la hipocresía de la fe religiosa, la inutilidad de la caridad bajo sistemas corruptos y la naturaleza del deseo humano. La película es, desde luego, un testimonio del ingenio de Buñuel para navegar y desafiar las limitaciones impuestas por la censura.
Luis Buñuel es una figura destacable en la historia del cine mundial. Su obra refleja una exploración constante de los límites del cine como forma de arte y como medio de crítica social. El surrealismo de Buñuel permeó sus obras con un sentido de lo irracional y lo onírico que desafía las percepciones convencionales de la realidad.
La contribución de Buñuel al cine surrealista se consolidó con su primer film, “Un Chien Andalou” (1929), realizado en colaboración con Salvador Dalí: obra maestra del cine experimental que dejó una importante huella por su rechazo a las narrativas lineales y el uso impactante de imágenes con alta carga simbólica. Sin embargo, el interés de Buñuel no se limitaba a la experimentación formal; su obra se caracteriza por una profunda crítica a las estructuras de poder, especialmente la Iglesia y la burguesía, temas que seguiría tratando a lo largo de su carrera.
Buñuel destaca por su innovación técnica y estilística pero también, desde luego, por su habilidad para tejer complejas narrativas sociales y psicológicas.
“Viridiana” marca el regreso de Buñuel a España después de varios años de exilio. La película no solo representa una culminación de sus temas recurrentes—la religión, la moralidad, el deseo—sino que también refleja su madurez como cineasta.
La historia sigue a una joven novicia, Viridiana (Silvia Pinal), quien está a punto de tomar sus votos cuando es llamada por su tío, el acaudalado Don Jaime (Fernando Rey), desencadenando una serie de situaciones que ponen en cuestión sus convicciones más profundas y exponen la hipocresía y decadencia de la sociedad que la rodea. Los intentos de Don Jaime de corromper la pureza e ideales de Viridiana constituyen uno de los centros de la trama, culminando en un acto desesperado que desencadena una serie de eventos inesperados y reveladores. De narrativa compleja, “Viridiana” despliega una crítica incisiva de la religión, la moralidad, y la estructura social, utilizando a sus personajes para explorar la hipocresía y la decadencia que subyacen a las facetas aparentemente virtuosas de la sociedad.
Viridiana, cuya fe y voluntad son puestas a prueba a lo largo de la película, representa la idealización de la virtud y la caridad cristiana, pero su interacción con el mundo exterior revela las complicaciones y, a menudo, la ineficacia de sus inocentes y puras intenciones. Silvia Pinal realizó una extraordinaria interpretación como Viridiana, conjugando inocencia, devoción y un gradual despertar a las injusticias sociales. Pinal, una actriz ya reconocida en México por su versatilidad, se consolidó aún más como figura cinematográfica prominente a través de este papel.
Don Jaime, el tío de Viridiana, es un personaje complejo cuyo amor obsesivo y reprimido por su sobrina desencadena la trama. A través de él, Buñuel explora el tema del deseo reprimido. Fue Fernando Rey quien encarnó a Don Jaime, un personaje cuya obsesión y complejidad moral muestran algunos de los temas centrales de la película. La actuación de Rey muestra un rango emocional que va desde la autoridad hasta la vulnerabilidad. Y desde luego esta interpretación justificaba su reputación como uno de los actores más destacados del cine español de la época.
Jorge (Francisco Rabal), el hijo ilegítimo de Don Jaime, introduce un contrapunto pragmático y terrenal al personaje de Viridiana, desafiando sus percepciones y proponiendo una visión más cínica de la caridad y la naturaleza humana. Rabal confecciona un personaje complejo, que se mueve entre la compasión y el cinismo.
Como decimos, la religión y la moralidad son examinadas críticamente, especialmente a través de la figura de Viridiana y su intento de vivir una vida de santidad y sacrificio en un mundo imperfecto.
El deseo y la decadencia social emergen como fuerzas impulsoras que subyacen a las acciones de los personajes. La inutilidad de la caridad bajo sistemas corrompidos se hace evidente en el desenlace de la película, donde los esfuerzos de Viridiana por ayudar a los menos afortunados terminan en caos y violencia. Buñuel utiliza este resultado para criticar esa visión simplista y paternalista de la caridad.
Pero “Viridiana” no solo es notable por su narrativa audaz y sus temas provocativos, sino también por su uso de técnicas cinematográficas y su estilo visual, que oscila entre el realismo y el surrealismo, permitiendo una inmersión profunda en la realidad social que critica, mientras introduce elementos que distorsionan esa realidad para revelar verdades subyacentes. La fotografía, a cargo de José Fernández Aguayo, utiliza contrastes de luz y sombra para resaltar la dualidad moral y emocional de los personajes y situaciones, creando una atmósfera cargada de tensión. Este tratamiento de la fotografía -estéticamente bello- contribuye de forma poderosa a la creación del clima de la narración, y a la narración misma.
Las secuencias oníricas y las imágenes simbólicas son utilizadas para subrayar los temas de deseo reprimido, corrupción moral y la ilusoria naturaleza de la virtud. Un ejemplo destacado es la escena de la “última cena”, donde los mendigos recrean la icónica pintura de Leonardo da Vinci, en una imagen poderosamente subversiva.
El simbolismo es una herramienta clave en “Viridiana”, con objetos y situaciones cotidianas adquiriendo significados profundos y a menudo perturbadores. El uso de elementos como la cuerda de saltar o la corona de espinas, entre otros, cargan la narración de significados que trascienden lo literal.
Los elementos surrealistas se entrelazan sutilmente en la trama, creando momentos de desconcierto que desafían la percepción del espectador. Estos momentos no solo sirven para resaltar lo absurdo y cruel de algunas convenciones sociales y religiosas, sino también para cuestionar la realidad misma y la posibilidad de cualquier verdad absoluta.
La maestría de Buñuel en el uso de elementos cinematográficos en “Viridiana” no solo enriquece la película, sino que también establece un diálogo visual con el espectador. A través de un equilibrio entre el estilo visual, el simbolismo, y los elementos surrealistas, Buñuel no solo critica la sociedad de su tiempo, sino que también plantea preguntas sobre la condición humana, la moralidad y la búsqueda de sentido.
Desde su estreno, “Viridiana” se encontró envuelta en una vorágine de controversias que destacaron tanto su genialidad como su capacidad para desafiar las normativas sociales y religiosas de la época. La película no solo se enfrentó con la censura, sino que también provocó un intenso debate sobre los límites del arte, la moralidad y la libertad de expresión.
El estreno de “Viridiana” en el Festival de Cine de Cannes de 1961, donde ganó la Palma de Oro, marcó el inicio de su tumultuoso camino. El gobierno franquista inicialmente permitió que la película se exhibiera fuera del país, posiblemente sin comprender completamente su contenido. Sin embargo, la victoria en Cannes y la posterior atención internacional llevaron a una reevaluación más crítica por parte de las autoridades españolas y del Vaticano, quienes condenaron la película por su presunta blasfemia y su crítica a la caridad cristiana.
La reacción de la Iglesia y el gobierno español fue rápida y severa. Se ordenó la retirada de “Viridiana” de toda exhibición en España, y se inició un proceso de censura que incluyó la quema de copias de la película. Buñuel fue acusado de blasfemo y de atentar contra los valores morales y religiosos del país, lo que exacerbó su ya tensa relación con el régimen franquista.
A pesar de, o quizás debido a, la controversia, “Viridiana” fue aclamada por la crítica internacional. Fue reconocida no solo por su audacia y profundidad, sino también por la maestría técnica con la que Buñuel abordó temas de gran sensibilidad social y religiosa. La película se convirtió en un símbolo de resistencia artística contra la censura y la represión, destacando el poder del cine como forma de crítica social.
“Viridiana” consolida la reputación Buñuel como uno de los directores más innovadores y provocativos de su tiempo. Esta película es una más de las que vienen a demostrar que el cine no solo es un reflejo de la sociedad, sino también una fuerza potente para cuestionar y transformar las percepciones y estructuras sociales.