“Porque es como un hombre que, yéndose de viaje llamó a sus siervos, y les confió su hacienda. A uno dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno; a cada uno según su capacidad, y se fue.

El que había recibido cinco talentos marchó enseguida a trabajar con ellos y ganó otros cinco. Asimismo, el de los dos ganó otros dos. Pero el que había recibido uno, solo fue, cavó en la tierra, y guardó allí el dinero de su señor.

Después de mucho tiempo, volvió el amo de aquellos  siervos y les tomó cuenta.  Llegó el que había recibido cinco talentos, y  presentó otros cinco,  diciendo: “Señor, me entregaste cinco talentos; He aquí otros cinco que he ganado”. El amo le dijo: “¡Bien, siervo bueno y fiel! Has sido fiel en lo poco, te confiaré lo mucho. Entra en el gozo de tu señor”. Se presentó también el de los dos talentos y Dijo: “Señor, me entregaste dos talentos; mira he ganado otros dos.” Díjole su amo: “¡Bien siervo bueno y fiel! Has sido fiel en lo poco; te confiaré lo mucho. Entra en el gozo de tu señor.” Se acercó también el que había recibido un talento y dijo: “Señor sé que eres duro, que cosechas donde no has sembrado y recoges donde no has esparcido. Tuve miedo y fui y escondí tu talento en la tierra. He aquí lo tuyo.” Su amo le respondió: “¡Siervo malo y perezoso! ¿Sabías que quiero cosechar donde no he sembrado y recoger donde no he esparcido? Debías pues haber entregado mi dinero a la banca, para que al volver yo, retirase lo mío, con intereses. Quitadle pues el talento y dádselo al que tiene diez”.  Porque a todo el que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, aún lo que tiene se le quitará. Y a ese siervo inútil, arrojadlo a las tinieblas exteriores. Allí habrá llanto y crujir de dientes”. 

San  Mateo,  XXV 14 – 30.


Este concepto fue puesto sobre la mesa por Robert K. Merton –sociólogo de la ciencia- para afirmar que un científico conocido y acreditado tendrá muchos menos problemas para desarrollar su investigación que otro que no sea conocido o acreditado, por ejemplo alguien más joven.

El efecto Mateo, en la práctica, afirma que se dará más a quien más tiene. Aunque es un efecto perverso de la universalidad y la igualdad –reclamada desde la izquierda- la encarnadura capitalista del sistema incide, a través de este fenómeno, en la exclusión de grandes grupos.

Se basa en el hecho de que cualquier diferencia existente entre dos personas, o dos empresas, tiende a agravarse puesto que quien tenga en principio la diferencia a favor tendrá más oportunidades. Esto vale para casi todo, desde optar por un buscador de Internet a contratar una línea de telefonía pasando por la mejor situación de un producto en los estantes de un supermercado.

En el mundo de la economía vivimos el efecto Mateo como una tormenta perfecta; nunca,  como ahora, se le ha dado tanto a quien ya tenía y se le ha quitado tanto a quien no tenía. El efecto Mateo es una bomba de relojería escondida bajo el gran fiasco del progreso global. Como vemos el efecto Mateo es un elemento que ayuda a consolidar una estratificación preexistente.