My fair lady.
“The rain in Spain stays mainly in the plain”, ¡qué peli más bonita! Está basada en la obra de teatro que Alan Jay Lerner y Frederick Loewe realizaron sobre la obra que el incisivo y ácido George Bernard Shaw escribió sobre el antiguo mito de Pigmalión. Pigmalión, rey de Chipre y buen escultor, realizó una imagen de Galatea. Y la hizo tan bella que se enamoró de la estatua. Rogó a Afrodita que le diera vida para poder amarla en la vida real. Y Afrodita le concedió el deseo.
Yo, que perdí una buena parte de mi vida leyendo cosas raras, recuerdo una cosa de Blaise Pascal que decía más o menos: “Trata a una persona como es, y seguirá siendo como es. Trátala como puede llegar a ser, y se convertirá en lo que puede llegar a ser”. Pascal resumió “My fair lady” mejor que nadie.
En la película, el profesor Higgins (Rex Harrison) por una apuesta, acomete la tarea de reeducar a Eliza Doolittle (Audrey Hepburn), una analfabeta, rústica y barriobajera chica de los suburbios, para hacerla pasar por una dama de la alta sociedad. Como es natural se enamorará de ella. Alan Jay Lerner y Frederick Loewe comprendieron a la perfección el propósito Shaw y lo engrandecieron y refrescaron para su obra.
Uno de los grandes musicales de la historia del cine. La cohesión entre el guión y la música es tan perfecta que hace que esta película guste incluso a quien no le dice nada el musical.
Formidables las interpretaciones de Harrison y Hepburn. Aunque hay que decir que Audrey Hepburn no canta en la película; lo hace Marni Nixon (la misma que cantaba en West Side Story en lugar de Natalie Wood). Stanley Holloway en el papel de moralista padre de Eliza lo borda. Perfecto Wilfrid Hide-White como Pickering. Los decorados, la ambientación y el vestuario son sensacionales. La estructura de toda la película es absolutamente sólida; el ritmo y el dinamismo, feroz; sensibilidad e inteligencia a raudales; el humor siempre presente. Y todo ello, además, en buena parte manteniendo una forma de rodar bastante teatral: abundancia de planos generales, los decorados del Convent Garden, etc. Es muy difícil destacar algo en esta película redonda. Pero ahí están las escenas del baño o la biblioteca y qué decir de la brillantez de la escena de Ascot, incluyendo el grito de Eliza. Cine en estado puro.
Los temas que trata son los habituales de Bernard Shaw: la misoginia, la soledad, las diferencias sociales,… Wimpole Street, 27 la casa de Higgins bien podria haber sido el 221 de Baker Street. La relación Higgins-Pickering es un trasunto de Holmes-Watson.
George Cukor ha sido siempre tildado como “director de mujeres”, porque ciertamente, sacaba lo mejor de ellas en sus películas: “Las cuatro hermanitas”, “Historias de Filadelfia”, “Luz que agoniza”, etc., así lo atestiguan. Pero con esta película posiblemente Rex Harrison hizo el papel de su vida. Y también podríamos hablar de otras películas, con Cary Grant (“Historias de Filadelfia”, 1940) o Spencer Tracy (“La costilla de Adán”, 1949).
Cukor fue el encargado de empezar a dirigir “El mago de Oz” y descubrió para esta película nada menos que a Judy Garland. Pero al tercer día de rodaje el productor, David O. Selznick, le ofrece dejar el mundo de Oz y dirigir “Lo que el viento se llevó”. Cukor aceptó y Oz fue finalmente dirigida por Victor Fleming. Cukor intentó sin éxito que Escarlata hubiera sido interpretada por su gran amiga Katherine Hepburn. Tampoco terminó “Lo que el viento se llevó”, parece que por enfrentamientos con Clark Gable. Y también fue Victor Fleming quien terminó por llevarse de nuevo el gato al agua. Curiosamente el primer candidato a dirigir “My fair lady” no fue Cukor sino Vincente Minnelli, pero no llegó a un acuerdo económico con Jack Warner, el productor.
Audrey Hepburn, la sencillez y la elegancia, la serenidad y la expresividad. En el año 57 realizó una película titulada “Una cara con ángel”. No hay mejor definición para ella misma. Belleza pura, sin artificio.
Obligatorio es decir alguna cosa de Cecil Beaton, escenógrafo y creador del vestuario dela película. De él dijo Truman Capote que “su inteligencia visual es genio”. Fue fotógrafo de Vogue y Vanity Fair. Fotografió a Greta, Marlene o Marilyn, así como la propia reina de Inglaterra. Ganó dos Oscars, por “Gigi” y “My fair lady”. Tuvo durante la película fuertes enfrentamientos con Cukor; tanto que, una vez terminada la película nunca volvieron a cruzar una palabra. Diferencias artísticas…
Como en este perro mundo tiene que haber gente para todo esta película ha sido interpretada en términos de “guerra de sexos” por el feminismo y “lucha de clases” por el marxismo. Hay quien no quiere disfrutar de las buenas cosas de la vida. Que le vamos a hacer.
Esta película, como el propio George Bernard Shaw, se mueve entre la piedad y el cinismo.