Samuel Johnson, refiriéndose a Thomas Sheridan, afirmó que “tal exceso de estupidez no se encuentra en la naturaleza”. Me he acordado hoy de esto leyendo en artículo que os enlazo.

Hay que ser muy optimista o muy ignorante, o ambas cosas simultáneamente, para pensar que que el nacionalismo andaluz arreglará los problemas endémicos de Andalucía. El lenguaje del artículo contiene un batiburrillo de expresiones que son interesantes porque desvelan también el batiburrillo ideológico que está en el subsuelo: “establisment político” (estilo Owen Jones: torticero, tramposo, pero actual), “poder fáctico” (antiquísimo, lenguaje de 1970, para los más clásicos), “moral del esclavo” (ésta me la reservo para luego porque es la más divertida).

 

El autor dice compartir la misma enfermedad que Blas Infante, de lo que deduzco que pronto habrá llamarlo Mohamed, puesto que don Blas, notario por oposición y padre de la patria por designación parlamentaria, también cambió su nombre por el de Ahmed, allá por 1924. Toda una declaración de principios, desde luego.

Además el artículo se escribe en femenino, puesto que el enfoque es sobre “las personas”, véase el absurdo: “el futuro de las andaluzas, lo tienen que labrar las propias andaluzas, si nosotras, como personas libres…”. Toda la consabida serie de preliminares para calentar el ambiente que terminan, a falta de carne compartida, en la paja de siempre: “Andalucía tiene recursos suficientes, para que a través de una firme apuesta por una Reforma Agraria Integral y una industrialización y comercialización de nuestra materia prima, generar mano de obra en el sector primario, secundario y terciario, generando mano de obra, plusvalor, I+D+I, Soberanía y Riqueza intelectual, que de verdad desarrolle nuestra tierra”. La eyaculación llega con la frase de cierre: “No se equivoca el pájaro que ensayando su vuelo cae al suelo; se equivoca el que por miedo a caer renunció a volar. Volemos por una Andalucía Libre y Viva”. Pero me parece que esto es lo que los tántricos llaman una eyaculación retrógrada, hacia adentro (¡qué disparate!): el pájaro ni acierta ni se equivoca, sencillamente obedece a su naturaleza. Fíjate, como el otro pájaro, el de la eyaculación.

Y ahora el postre: la “moral del esclavo”. Esto que suena tan cargado de peso socio-político es un concepto de Friedrich Nietzsche y es una moral no de acción sino de re-acción, no de sentimiento sino de re-sentimiento, es una moral que se opone a la moral aristocrática, del amo, de la voluntad, del poder, que es precisamente la que reclama el autor del artículo. Así que tiene su gracia que haya utilizado este concepto –“moral del esclavo”- puesto que en Nietzsche, su creador, era el concepto de lo débil, de lo cobarde, aún más, de lo cristiano, y más aún, de lo democrático.

Enlace: Proceso soberanista e independencia de Andalucía ¿Una inviable quimera o una necesidad vital para las andaluzas?