Atraco a las tres: la comedia española que redefine el género

“Atraco a las tres” (José María Forqué, 1962) es una de las películas más emblemáticas de la comedia española. Enmarcada en la transición hacia una cinematografía más moderna, la película, con un reparto extraordinario, destaca por su sentido del humor. Con un guion ingenioso, “Atraco a las tres” representa la picaresca y las contradicciones de la España de la época.

Para entender plenamente “Atraco a las tres”, es esencial situarla en su contexto histórico. A principios de los años 60, España vivía bajo el régimen franquista y el cine funcionaba como un medio tanto de entretenimiento como de escapismo. En este periodo, las comedias se convirtieron en un refugio para tratar, de manera velada, problemas sociales y de la vida cotidiana.

José María Forqué, un director de gran versatilidad, logra en esta película unir crítica social y humor, reflejando las penurias económicas de la clase trabajadora española, pero las envuelve en una trama cómica llena de enredos y situaciones absurdas. La figura del “banco”, tanto como lugar físico como símbolo del poder económico, representa un pilar en torno al cual gira la trama.

El argumento se centra en un grupo de trabajadores de una sucursal bancaria, liderados por Galindo (José Luis López Vázquez), un modesto empleado que, tras el despido de su querido director, idea un plan disparatado: robar el banco en el que trabajan. La trama se desarrolla a través de un humor coral, con personajes que aportan distintos matices al relato y una planificación del robo que se sumerge en lo absurdo, lo que lleva al espectador a conectar rápidamente con las desventuras de este grupo de antihéroes.

La fuerza de “Atraco a las tres” radica en su capacidad para convertir un tema tan serio como un atraco en una comedia ligera y entrañable. Cada personaje aporta un rasgo distintivo que lo hace único, desde la astucia de Galindo hasta la candidez de sus compañeros. La ejecución del plan del robo, repleta de imprevistos y malentendidos, mantiene el ritmo ágil y provoca la sonrisa permanente en el espectador.

Uno de los aspectos más notables de “Atraco a las tres” es su excepcional elenco. José María Forqué reunió a algunos de los actores más destacados del cine español de la época, y su talento colectivo elevó la película a un nivel difícil de igualar.

López Vázquez, en el papel de Galindo (un admirador, un amigo, un esclavo, un siervo) ofrece una interpretación magistral. Conocido por su versatilidad, aquí encarna a un hombre corriente con una mezcla de ingenuidad y determinación que resulta simpática al espectador. Su capacidad para transmitir emociones a través de gestos mínimos y su impecable timing cómico lo convierten en el eje de la película. Este papel consolidó su reputación como uno de los mejores actores de su generación, capaz de moverse con soltura entre la comedia y el drama.

Alfredo Landa, otro de los grandes nombres del cine español, da vida a Castrillo, otro empleado que se ve envuelto en el plan de Galindo. Aunque en esta etapa de su carrera aún no había alcanzado el estrellato que vendría años después, su actuación es un claro ejemplo de su talento innato para la comedia. Su personaje aporta momentos hilarantes con su torpeza y sus intentos fallidos de contribuir al plan.

Gracita Morales, con su característica voz aguda y su capacidad para interpretar personajes ingenuos, se luce como Enriqueta, una de las empleadas del banco. Su mera interpretación añade, de por sí, una dimensión cómica y tierna a la historia y sus interacciones con el resto del reparto son memorables. Morales es el ejemplo perfecto de cómo una actriz secundaria puede robarle escenas a cualquiera gracias a su carisma y naturalidad.

Manuel Alexandre interpreta a Benítez, un personaje que combina el humor con una melancolía sutil. Su actuación aporta equilibrio al grupo, y su presencia es un recordatorio de las dificultades económicas de la época. Alexandre, con su estilo contenido pero efectivo, demuestra una vez más por qué fue una figura imprescindible en el cine español durante décadas.

La inclusión de Cassen y Agustín González añade un toque adicional de humor al reparto. Sus interpretaciones enriquecen la dinámica grupal y contribuyen al tono ligero y cómico de la película.

Y no quiero dejar de mencionar a José Orjas (Don Felipe, el director despedido), un excelentísimo actor secundario de nuestro cine.

Aunque “Atraco a las tres” es, ante todo, una comedia, no se puede ignorar su subtexto crítico. A través de situaciones absurdas y personajes caricaturescos, Forqué y los guionistas Pedro Masó y Vicente Coello logran transmitir un mensaje sobre las desigualdades económicas y la lucha diaria de los trabajadores en un sistema que no siempre les favorece.

El hecho de que los protagonistas sean empleados bancarios —personas que, en teoría, deberían representar la seguridad y la estabilidad financiera— añade una capa de ironía a la historia. Su decisión de robar el banco en el que trabajan supone tanto un acto desesperado como un reflejo de su frustración con un sistema que no les permite avanzar.

José María Forqué imprime a “Atraco a las tres” un estilo visual que refuerza su tono cómico. Aunque la mayor parte de la película transcurre en espacios cerrados, como la sucursal bancaria y las viviendas de los personajes, el director aprovecha al máximo los encuadres y los movimientos de cámara para mantener el interés del espectador. Las transiciones entre escenas son fluidas y el montaje (Pedro del Rey) contribuye a reforzar el ritmo dinámico de la narración.

El uso del blanco y negro no limita, ni mucho menos, la expresividad de la película; al contrario, le otorga un encanto atemporal. La fotografía de Alejandro Ulloa complementa el tono ligero del guion, con planos claros y precisos.

Por último, la música de “Atraco a las 3”, compuesta por Adolfo Waitzman, ayuda con su dinamismo a consolidar el tono cómico de la película, resaltando situaciones humorísticas sin caer en la exageración. Waitzman utilizó melodías ligeras y ritmos ágiles que acompañan a la perfección los enredos de los personajes. El tema principal es pegadizo y refleja la atmósfera desenfadada de la película. La música refuerza el contraste entre la seriedad del plan de atraco y la torpeza de los protagonistas, potenciando el humor y la frescura de esta inolvidable comedia.

Desde su estreno, “Atraco a las tres” ha ocupado un lugar especial en el corazón del público español. Su humor, combinado con la excelente química entre los actores, la ha convertido en una obra que supera cómodamente el paso del tiempo.

“Atraco a las tres” combina con maestría humor, crítica social y interpretaciones excelentes para crear una película única. En definitiva, estamos ante un clásico que merece ser visto y celebrado.