Escuchar a gentes como este Juan Porras redespierta en mí el sentido de la fascinación. Después de ver el vídeo de su meritoria intervención en el Pleno del Ayuntamiento de Mijas -acerca de la injusticia histórica, por cuestión de fomento del imperialismo, de denominar “Del Descubrimiento” a una avenida, y su propuesta de sustitución por la más adecuada “Villa Romana”- procuro buscar lo relevante de tamaño despropósito: es la arrogancia de una inteligencia inhóspita bajo el síndrome del cólico miserere.
Investigo un poco sobre el personaje y doy con información muy importante: el susodicho es Licenciado en Filosofía y Doctor en Antropología Social, y además profesor asociado en la Universidad Pablo de Olavide de Montequinto (Dos Hermanas-Sevilla). Una prueba palpable a favor del refulgente demócrata Wert de que el sistema universitario español ha sido un desastre durante años; desgraciadamente quiere Wert cerrar la cuadra cuando ya han robado los caballos. Pero esa es otra historia.
Destaco de Porras el documento que tiene colgado en Internet bajo el subyugante título de “Normâ ortográfiqa pa l’ándalú. Propuehta trabaho” y en el que él es presentado como “Huan Porrah Blanko. Lizenziao en Filozofía (ehpezialidá d’Antropolohía Zoziá, por la Euskal Herriko Unibertsitatea)” (el corrector de Word se está volviendo loco). Como bien se ve el amigo Huan, que no es chino sino andalú, va camino de convertirse en otro de esos egregios trapisondistas que arrastra el mundo de lo público como material de aluvión.
Le he echado un vistazo a este manual para descuartizar el lenguaje y sólo he podido llegar a la conclusión de que ni hablo ni entiendo “l’andalú”, ni náh.
Pensar en que este tipo de ideología hética tenga éxito es para mí similar a pasear por el antro de Trofonio. Intentaré centrarme en lo sustancial: Huan Porrah destila a raudales las toxinas emotivas de un nacionalismo nonato. Las justificaciones que da para no llamar “del Descubrimiento” a la avenida en cuestión son producto de un entendimiento ingrato. El Comunicado de Altenativa Mijeña-Los Verdes-Equo en defensa del doctor Huan Porrah es aún más ridículo que la intervención del propio Huan. Y solo denota indolencia intelectual e impudicia política, cosas de las que ya en Andalucía nadie se sorprende.
Si tenéis unos minutos libres os recomiendo que echéis un vistazo a su “Normâ ortográfiqa…” porque os garantizo un rato de risas. Sus normas “no zon, ni bamô qerío qe lo hueran, er rezurtao qoerente i aqabao de qongrezo ninguno, zinó er “retrato” dun bolunto qe ya era mehté planteaze”; “zi arguna bê enqarta qe ze qomboqe un qongrezo d’unifiqazión ortográfiqa, porqe ya zea munxa la hente q’ehqriba i lea en andalú, ziempre zerá mà maneriyo bézelâ qon zinqo u zai propuehtâ, qe no qon trezientâ zinquenta, a propuehta por azihtente”. Anoche decía yo que esto lo habían escrito en una taberna, a altas horas de la madrugada y tras haber ingerido media arroba de vino. Es bien sabido que cuando bañamos la materia gris en vino lo primero que se ahoga es el sentido común. Lo más gracioso, me parece a mí, es que en ese primer momento de ebriedad que brinda el saberse parte de la historia ya se plantean incluso la posibilidad de un “congreso d’unifiqazión ortográfiqa”. A veces, el exceso de optimismo nos echa en brazos de la idiocia.